4 reflexiones de un joven bogotano que llegó por equivocación a las misiones y salió con el alma transformada

Por un error al llenar un formulario, Camilo Cortés terminó inscrito en las misiones. No era esto lo que buscaba, pero no fue capaz de decir que no cuando el padre Lucas Délano lo llamó para invitarle. Durante estos días de Semana Santa, la alegría de los misioneros, la sencillez de la gente y el amor oculto tras los harapos de los habitantes de calle fueron derrumbando sus máscaras y transformando su corazón. Al finalizar la misión dio un impactante testimonio, del cual extractamos estas 4 reflexiones:

1.«Y es que Jesús es así, no hace otra cosa que barajar los elementos que dispone el mundo para conquistarnos, con una sutiliza tan precisa que, ya viéndolo al final, uno puede decir: ¡carajo! ¿Cómo te apasionas por mí aun siendo lo que soy?»

2.«Cuando vi a Carlos, un niño con capacidades especiales saludar con un abrazo tan fuerte al padre Lucas, irradiaba tanta alegría que hasta pude sentirlo en mis entrañas. Haciendo la analogía, creo que así deberíamos ser todos cuando vemos a Dios, salir a abrazarlo tan fuerte como quien no quisiera deprenderse»

3.«Con los habitantes de calle pude ver el amor que hay detrás de los harapos, viendo esto me decía -claro, son harapos, pero los de ellos son ropa, que a la larga se limpia o se cambia ¿cuántas veces mi alma ha estado como un harapo? y aun viéndola así, no la he querido transformar o al menos limpiar. Joaquín, uno de estos hombres de la calle que me hablaba aquella noche sobre su infancia en las calles, su adolescencia, su adultez y ahora su vejez, me hizo pensar -Que injustos somos quienes vivimos otra realidad, ¿cómo es posible que toda la vida de alguien pase en la calle y no hagamos algo para cambiarlo? En todo esto estaba Dios, quitando máscaras y poniendo rostros…»

4.«Y de esa experiencia de habitantes de calle me llevo que Cristo ¡sigue vivo! Cristo está vivo, pero aún está roto, está roto en ese que sufre, en todos estos hermanos desconocidos y lejanos, aplastados, oprimidos, enfermos y mutilados. Cristo, estás vivo y roto, pero quieres que te ayudemos a restaurar, somos ese elemento para restaurarte en el mundo».

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