La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, a través de la meditación del costado y el corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. Esta devoción, está por encima de otras devociones porque se venera al mismo Corazón de Dios.
Para el miembro del Regnum Christi, el amor que brota del corazón de Cristo es el motor para el cumplimiento de la misión de hacer presente su Reino; y a su vez es donde se encuentra la fuente de agua viva que da vida.
En cumplimiento de nuestra misión buscamos hacer presente el misterio de Cristo que sale al encuentro de las personas, les revela el amor de su corazón, las reúne y forma como apóstoles, líderes cristianos, las envía y acompaña para que colaboren en la evangelización de los hombres y de la sociedad. (EFRC, 8)
Palabras del Sagrado Corazón a Santa Margaríta María de Alacoque
Annum Sacrum (1899), en esta encíclica, el Papa León XIII consagró toda la humanidad al Sagrado Corazón, invitando a oraciones especiales y expresando su gratitud personal por una curación milagrosa.
Miserentissimus Redemptor, de Pío XI (1928), centró su mensaje en la necesidad de reparación hacia el Sagrado Corazón, y fue acompañada por una oración expiatoria.
Summi Pontificatus (1939), la primera encíclica de Pío XII, en esta el Papa retomó el tema de León XIII en el contexto del inicio de la segunda guerra mundial, llamando a los fieles a reconocer las «inconmensurables riquezas de Cristo».
Haurietis Aquas (1956), aquí el Papa Pío XII subrayó nuevamente la importancia de la devoción al Sagrado Corazón y su culto, destacando su papel central en la vida de los fieles y en la espiritualidad de la Iglesia.
Todos los cristianos estamos llamados a vivir una vida consagrada al Señor. Desde cada una de nuestras realidades de vida, viviendo conforme al Evangelio, buscando una progresiva adopción a la voluntad de Dios y trabajando fuertemente por alcanzar la santidad.
La consagración al Sagrado Corazón de Jesús, consiste en el compromiso hecho por amor, de entregarnos en el día a día y de vivir como auténticos cristianos. “Somos tuyos y tuyos queremos ser”. Esta consagración puede hacerse de forma personal o de toda la familia.
La entronización es una manera de responder a las palabras de Jesús: “Estoy a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y me abre, entraré en su casa”. (Apoc 3, 20) Se trata de colocar la imagen del Sagrado Corazón en un lugar importante de la casa para honrarlo en familia y dejar que Él sea su protector especial.
Mónica Ángel
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