En el ensayo publicado en octubre de este año reflexionamos sobre las parábolas del Reino como criterio de discernimiento según la espiritualidad del Regnum Christi. Profundizando en esto, y al acercarnos a la solemnidad de Cristo Rey, que es la gran fiesta del Regnum Christi, queremos pedir la gracia de asumir los rasgos del Reino que nos sugiere el evangelio, para «revestirnos del Señor Jesucristo». (Rm 13, 14) y salir al encuentro de las personas en sus necesidades como Cristo mismo hizo y nos enseñó: “Tuve hambre y me disteis de comer”.
Meditar cómo es el Reino que Jesucristo vino a instaurar, que es Él mismo en persona, nos ayudará en nuestra lucha diaria por configurarnos con Él para hacerle presente aquí y ahora.
La novena consta de una llamada y respuesta inicial, seguida del versículo evangélico correspondiente, un momento de silencio y una reflexión que puede decirse en voz alta o individualmente. A continuación, se rezan la
oración final y la invocación.
V/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
V/ Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
Un reino que no es de este mundo, pero está en este mundo creado por Dios
Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?». Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad». Jn 18, 36-37
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
El Reino de Cristo está «consagrado en la verdad», y Cristo nos invita a ir más allá de la lógica y las seguridades humanas para vivir según la lógica del Reino. Al vivir en la verdad, somos capaces de vivir con la fe, alegría, paz y confianza que sólo proceden de Él. Nos invita a colaborar con Él en la misión de hacerle presente con creatividad en este mundo que Él ha creado, que vio que era bueno, en el que nos invita a descubrir la fuerza redentora de su amor para hacerle presente saliendo al encuentro de las necesidades de los demás.
ORACIÓN
V/Oremos:
Señor Jesús, guíanos por tu camino para que seamos fieles a nuestra identidad y carisma, convirtiéndonos en testigos de la vida del Reino que deseas para nosotros y que ya está presente entre nosotros porque eres tú mismo, y tú estás vivo. Por Cristo nuestro Señor.
R/Amén.
V/ Cristo, reinando con la verdad e integridad, R/ ¡Venga tu Reino!
V/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
V/ Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
Un Reino que no es pasivo, que tiene el impulso del amor.
Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos. No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada. Mt 10, 32-34
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
Cristo era un hombre de acción. No tuvo miedo de seguir adelante incluso cuando las presiones externas podrían haberle instado a retroceder y ser menos controversial. En Cristo encontramos el modelo de una prudencia que no es pasiva, sino una prudencia decidida que busca lo mejor para el Reino.
ORACIÓN
V/Oremos:
Señor Jesús, aléjanos de los miedos que nos dividen y nos separan de nuestros hermanos, danos el valor de seguir adelante, de la inspiración, la paz y la generosidad del Espíritu Santo para hacer presente tu amor, a ti, que eres el Reino en persona. Por Cristo nuestro Señor.
R/Amén.
V/ Cristo, reinando en su celo por las almas, R/ ¡Venga tu Reino!
V/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
V/ Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
Un Reino no construido sobre nuestras seguridades.
Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos». Mt 5, 1-3
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
«Los “pobres de espíritu” son aquellos que son o se sienten pobres, mendicantes, en lo profundo de su ser», dice el Papa Francisco. Cristo envió a sus discípulos a colaborar en su misión solo con las necesidades materiales básicas cubiertas, poniéndolos en manos de la Providencia. Así les recordaba que no son ellos quienes realizan la misión con su propia fuerza, medios y aparentes seguridades, sino que es la gracia y el poder de Dios obrando a través de ellos, sosteniéndolos, saliendo al encuentro de las personas en sus necesidades con su amor que sana, y salva el mundo.
ORACIÓN
V/Oremos:
Señor Jesús, aumenta en nosotros el deseo de los bienes espirituales, para que, desprendiéndonos de las criaturas de esta tierra, anhelemos más ardientemente los tesoros de tu Reino. Por Cristo nuestro Señor.
R/Amén.
V/ Cristo, reinando en su pobreza,
R/ ¡Venga tu Reino!
V/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
V/ Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
Un Reino de amigos, no de siervos.
No os llamo ya siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su amo; a vosotros os he llamado amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda. Jn 15, 15-16
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
Cristo nos recuerda continuamente que su Reino se rige por el amor y no por la dominación o el estatus. Hacer presente el Reino, a Cristo, no es un ejercicio de demostración de fuerza, sino de amor y de interés genuino por el bien del otro, en quien Cristo mismo habita: “lo que hicisteis con uno de estos pequeños, a mí me lo hicisteis”. (Cfr. Mt 25, 40)
ORACIÓN
V/Oremos:
Señor Jesús, nos has llamado a estar cerca de ti de un modo particular a través de la espiritualidad del Reino. Inflama nuestros corazones con tu amor y danos tu comprensión y caridad hacia nuestros hermanos y hermanas. Por Cristo nuestro Señor.
R/Amén.
V/ Cristo, reinando con caridad,
R/ ¡Venga tu Reino!
V/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
V/ Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
Un Reino de los que no buscan ser servidos, sino servir.
Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos». Mt 20, 25-28
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
En el Reino de Cristo, servir es reinar. Cristo mostraba constantemente a sus discípulos, a través de su ministerio y su predicación, que está introduciendo una nueva visión del mundo con su amor en el centro. Esta es la radicalidad del evangelio: “Tuve hambre, y me disteis de comer. (Cfr. Mt. 25, 35-40).
ORACIÓN
V/Oremos:
Señor Jesús, al llamarnos a hacer presente tu Reino, a ti, que eres el Reino en persona, nos has llamado a servir a cada persona concreta que pones en nuestras vidas; concédenos la generosidad y la humildad de entregarnos para hacerte presente en cada encuentro, aunque a veces la misión sea difícil o nuestro servicio pase desapercibido, seguros de que te somos gratos a ti. Regálanos la experiencia de tu amor y de que estás aquí, con cada uno, con nosotros. Por Cristo nuestro Señor.
R/Amén.
V/ Cristo, reinando con servicio,
R/ ¡Venga tu Reino!
V/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
V/ Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
Un Reino que es trigo entre la cizaña.
Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero. Mt 13, 30
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
Cristo esperó hasta el momento adecuado para todo lo que hizo. Llegó en un momento concreto de la historia. Vivió oculto durante muchos años. Su vida pública se desarrolló en tiempos y formas particulares. Si Él es nuestro Rey, entonces debemos aprender a confiar en su tiempo y en su plan, sin temor a las imperfecciones y cizañas de la vida, confiando en la paciente esperanza de Dios, que sabe que el mal no tiene la última palabra en nuestra vida y que lo que parece cizaña puede llegar también a ser buen trigo.
ORACIÓN
V/Oremos:
Señor Jesús, ayúdanos a aceptar las circunstancias que pones en nuestras vidas, sabiendo que debemos aprender a aceptar lo malo con lo bueno. Te damos gracias por todos los dones que nos has concedido y buscamos el entendimiento que viene del Espíritu Santo, para que podamos ser instrumentos con los que puedas transformar las situaciones más dolorosas y difíciles en momentos de gracia. Por Cristo nuestro Señor.
R/Amén.
V/ Cristo, reinando con paciencia,
R/ ¡Venga tu Reino!
V/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
V/ Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
Un Reino brota de lo pequeño, como un grano de mostaza.
El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas. Mt 13, 30
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
Cristo Rey también fue una vez un niño pequeño e indefenso, que ni siquiera era capaz de caminar por sí mismo. Él nos muestra cómo asumir la llamada a la grandeza que llevamos dentro, en particular mostrándonos nuestra dignidad como hijos e hijas de Dios.
ORACIÓN
V/Oremos:
Señor Jesús, reconociendo nuestra pequeñez venimos ante ti para pedirte que guíes nuestros pasos por el camino de la santidad, por insuficientes que nos sintamos. Al convertirnos en miembros más dóciles de tu Reino, muéstranos la verdad de nuestra vocación, por la que te haces cada vez más presente en el mundo. Por Cristo nuestro Señor.
R/Amén.
V/ Cristo, reinando con humildad y la verdad, R/ ¡Venga tu Reino!
V/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
V/ Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
Un Reino que es como la levadura en la masa.
El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo. Mt 13, 33
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
Cristo envió a sus discípulos a los pueblos para que fueran sus representantes y testigos. Después de aprender de Él, debemos también estar preparados para salir y dar testimonio de una vida que ha sido transformada por Él, comenzando por las acciones más pequeñas que realmente pueden llegar a ser transformadoras, especialmente cuando nuestro ejemplo comienza a tocar a otros.
ORACIÓN
V/Oremos:
Señor Jesús, enséñanos el valor de hacerte presente aquí y ahora, allí donde estemos, convirtiéndonos en la levadura de la sociedad capaz de provocar tantos cambios con el poder de lo sencillo, en con la fuerza de tu amor. Por Cristo nuestro Señor.
R/Amén.
V/ Cristo, reinando en nuestra vida diaria,
R/ ¡Venga tu Reino!
V/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
V/ Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.
R/ A Jesucristo, Rey de reyes, vengan, adoremos.
Un Reino que es el tesoro escondido en un campo.
El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra aquel el campo. Mt 13, 44
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
Jesús nos enseña que Él es el tesoro que llena de significado nuestra vida. Un tesoro escondido que estamos llamados a encontrar; al que misteriosamente hallamos oculto en las necesidades de los demás, en nuestra fragilidad y miserias, en el dolor, en todo lo que escapa de nuestro control.
ORACIÓN
V/Oremos:
Señor Jesús, ven a nuestros corazones y enséñanos a encontrarte como la respuesta profunda y radical a nuestros anhelos y deseos, que llena de alegría nuestra vida y por la que estemos dispuestos a entregarlo todo. Ayúdanos a reconocerte presente en todo y en todos, a ti que eres el Reino en persona. Por Cristo nuestro Señor.
R/Amén.
V/ Cristo Rey nuestro,
R/ ¡Venga tu Reino!
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