En este tiempo que nos preparamos para celebrar la Solemnidad de Cristo Rey que es la gran fiesta del Regnum Christi, queremos invitarlos a profundizar en el llamado a ser y formar comunidades de apóstoles, contemplativas y evangelizadoras, que ven el mundo con los ojos y el corazón de Cristo, para sembrar y cultivar las semillas del Reino, saliendo al encuentro de los demás en los cruces de los caminos.
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que, viendo el mundo con tus ojos y amándolo desde tu corazón, dejemos que la semilla de tu Reino crezca en nuestra propia vida, en la de nuestros hermanos y en la sociedad.
EVANGELIO
Evangelio según San Juan 18, 33-37
“Mi Reino no es de este mundo”.
Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús le respondió: «¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?». Pilato explicó: «¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho». Jesús respondió: «Mi reino no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi reino no es de aquí». Pilato le dijo: «¿Entonces tú eres rey». Jesús respondió: «Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz».
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
«“Dios es amor” y quiere establecer en el mundo su Reino de amor, de justicia y de paz. Este es el Reino del que Jesús es Rey, y que se extiende hasta el final de los tiempos» (Papa Francisco, Ángelus, 25 de noviembre de 2018).
ORACIÓN FINAL
V/ ¡Cristo, Rey nuestro!
R/ Haz mi corazón semejante al tuyo.
Señor, que seas tú siempre el Rey de mi corazón. Que tengamos los ojos de un apóstol, tus ojos, para descubrirte a ti siempre presente en los cruces de camino en el hermano necesitado. Ayuda a todos los miembros del Regnum Christi a ser presencia de tu reinado de amor, de justicia y de paz.
R/Amén.
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que, viendo el mundo con tus ojos y amándolo desde tu corazón, dejemos que la semilla de tu Reino crezca en nuestra propia vida, en la de nuestros hermanos y en la sociedad.
EVANGELIO
Evangelio según San Mateo 9, 35-37
«Al ver la multitud tuvo compasión de ellos porque estaban como ovejas sin pastor».
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos».
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
… «Se puede anunciar a Jesús solo habitando la cultura del propio tiempo (…) El celo apostólico nunca es una simple repetición de un estilo adquirido, sino testimonio de que el Evangelio está vivo hoy aquí para nosotros. Conscientes de esto, miramos por tanto a nuestra época y a nuestra cultura como a un don. Estas son nuestras y evangelizarlas no significa juzgarlas de lejos, ni tampoco estar en un balcón gritando el nombre de Jesús, sino bajar a la calle, ir a los lugares donde se vive, frecuentar los espacios donde se sufre, se trabaja, se estudia y se reflexiona, habitar los cruces de los caminos donde los seres humanos comparten lo que tiene sentido para sus vidas. Significa ser, como Iglesia, “levadura de diálogo, de encuentro, de unidad”» (Papa Francisco, Catequesis – El anuncio es para hoy, 29 de noviembre de 2023).
ORACIÓN FINAL
V/ ¡Cristo, Rey nuestro!
R/ Haz mi corazón semejante al tuyo.
Señor, que seas tú siempre el Rey de mi corazón. Que tengamos los ojos de un apóstol, tus ojos, para descubrirte a ti siempre presente en los cruces de camino en el hermano necesitado. Ayuda a todos los miembros del Regnum Christi a ser levadura de diálogo, de encuentro, de unidad.
R/Amén.
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que, viendo el mundo con tus ojos y amándolo desde tu corazón, dejemos que la semilla de tu Reino crezca en nuestra propia vida, en la de nuestros hermanos y en la sociedad.
EVANGELIO
Evangelio según San Mateo 4, 1-11
“Adorarás al Señor, tu Dios”.
Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, sintió hambre. Y el tentador, acercándose, le dijo: «Si tú eres Hijo de Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes». Jesús le respondió: «Está escrito: “El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”». Luego el demonio llevó a Jesús a la Ciudad santa y lo puso en la parte más alta del Templo, diciéndole: «Si tú eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Dios dará órdenes a sus ángeles, y ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra”». Jesús le respondió: «También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”». El demonio lo llevó luego a una montaña muy alta; desde allí le hizo ver todos los reinos del mundo con todo su esplendor, y le dijo: «Te daré todo esto, si te postras para adorarme». Jesús le respondió: «Retírate, Satanás, porque está escrito: “Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto”». Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo.
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
«La tentación nos cierra todo horizonte “y así nos conduce al pecado”. Cuando somos tentados, “sólo la Palabra de Dios, la palabra de Jesús nos salva. Escuchar esa Palabra nos abre el horizonte”, porque “Él está siempre dispuesto a enseñarnos a cómo salir de la tentación. Jesús es grande porque no sólo nos hace salir de la tentación, sino que nos da más confianza”» (Papa Francisco, homilía, 18 de febrero de 2014).
ORACIÓN FINAL
V/ ¡Cristo, Rey nuestro!
R/ Haz mi corazón semejante al tuyo.
Señor, que seas tú siempre el Rey de mi corazón. Que tengamos los ojos de un apóstol, tus ojos, para descubrirte a ti siempre presente en los cruces de camino en el hermano necesitado. Ayuda a todos los miembros del Regnum Christi a estar dispuestos a que nos enseñes cómo salir de la tentación.
R/Amén.
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que, viendo el mundo con tus ojos y amándolo desde tu corazón, dejemos que la semilla de tu Reino crezca en nuestra propia vida, en la de nuestros hermanos y en la sociedad.
EVANGELIO
Evangelio según San Lucas 19, 1-10
“Hoy tengo que alojarme en tu casa”.
Jesús entró en Jericó y atravesaba la cuidad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era el jefe de los publicanos. El quería ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la multitud, porque era de baja estatura. Entonces se adelantó y subió a un sicomoro para poder verlo, porque iba a pasar por allí, Al llegar a ese lugar, Jesús miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría. Al ver esto, todos murmuraban, diciendo: «Se ha ido a alojar en casa de un pecador». Pero Zaqueo dijo resueltamente al Señor: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien, le daré cuatro veces más». Y Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también este hombre es un hijo de Abraham, porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
«Dios no nos miró desde arriba para humillarnos y juzgarnos, no; al contrario, se abajó a lavarnos los pies, mirándonos desde abajo y devolviéndonos la dignidad. Así, el cruce de miradas entre Zaqueo y Jesús parece resumir toda la historia de la salvación: la humanidad con sus miserias busca la redención, pero sobre todo Dios busca con misericordia a la criatura para salvarla. Hermanos, hermanas, recordemos esto: la mirada de Dios nunca se detiene en nuestro pasado lleno de errores, sino que mira con confianza infinita en lo que podemos llegar a ser (…) Los cristianos debemos tener la mirada de Cristo, que abraza desde abajo, que busca con compasión a los perdidos» (Papa Francisco. Ángelus, 30 de octubre de 2022).
ORACIÓN FINAL
V/ ¡Cristo, Rey nuestro!
R/ Haz mi corazón semejante al tuyo.
Señor, que seas tú siempre el Rey de mi corazón. Que tengamos los ojos de un apóstol, tus ojos, para descubrirte a ti siempre presente en los cruces de camino en el hermano necesitado. Ayuda a todos los miembros del Regnum Christi a tener tu mirada que abraza desde abajo, que busca con compasión a los perdidos.
R/Amén.
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que, viendo el mundo con tus ojos y amándolo desde tu corazón, dejemos que la semilla de tu Reino crezca en nuestra propia vida, en la de nuestros hermanos y en la sociedad.
EVANGELIO
Evangelio según San Juan 10, 11-18
“Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral ”.
Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas. Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí – como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre – y doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor. El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre».
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
«El corazón del Buen Pastor nos dice que su amor no tiene límites, no se cansa y nunca se da por vencido. En él vemos su continua entrega sin algún confín; en él encontramos la fuente del amor dulce y fiel, que deja libre y nos hace libres; en él volvemos cada vez a descubrir que Jesús nos ama “hasta el extremo” (Jn 13,1); no se detiene antes, va hasta el final, sin imponerse nunca. El corazón del Buen Pastor está inclinado hacia nosotros, “polarizado” especialmente en el que está lejano; allí apunta tenazmente la aguja de su brújula, allí revela la debilidad de un amor particular, porque desea llegar a todos y no perder a nadie» (Papa Francisco. Homilía de la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, 3 de junio de 2016).
ORACIÓN FINAL
V/ ¡Cristo, Rey nuestro!
R/ Haz mi corazón semejante al tuyo.
Señor, que seas tú siempre el Rey de mi corazón. Que tengamos los ojos de un apóstol, tus ojos, para descubrirte a ti siempre presente en los cruces de camino en el hermano necesitado. Ayuda a todos los miembros del Regnum Christi a amar hasta el extremo.
R/Amén.
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que, viendo el mundo con tus ojos y amándolo desde tu corazón, dejemos que la semilla de tu Reino crezca en nuestra propia vida, en la de nuestros hermanos y en la sociedad.
EVANGELIO
Evangelio según San Mateo 14, 22-33
“Pedro, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: “Señor, sálvame”.
En seguida, obligó a los discípulos que subieran a la barca y pasaran antes que él a la otra orilla, mientras él despedía a la multitud. Después, subió a la montaña para orar a solas. Y al atardecer, todavía estaba allí, solo. La barca ya estaba muy lejos de la costa, sacudida por las olas, porque tenían viento en contra. A la madrugada, Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, al verlo caminar sobre el mar, se asustaron. «Es un fantasma», dijeron, y llenos de temor se pusieron a gritar. Pero Jesús les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman. Entonces Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir a tu encuentro sobre el agua». «Ven», le dijo Jesús. Y Pedro, bajando de la barca, comenzó a caminar sobre el agua en dirección a él. Pero, al ver la violencia del viento, tuvo miedo, y como empezaba a hundirse, gritó: «Señor, sálvame». En seguida, Jesús le tendió la mano y lo sostuvo, mientras le decía: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?». En cuanto subieron a la barca, el viento se calmó. Los que estaban en ella se postraron ante él, diciendo: «Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios».
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
«Este relato es una hermosa imagen de la fe del apóstol Pedro. En la voz de Jesús que le dice: “Ven”, él reconoció el eco del primer encuentro en la orilla de ese mismo lago, e inmediatamente, una vez más, dejó la barca y se dirigió hacia el Maestro. Y caminó sobre las aguas. La respuesta confiada y disponible ante la llamada del Señor permite realizar siempre cosas extraordinarias. Pero Jesús mismo nos dijo que somos capaces de hacer milagros con nuestra fe, la fe en Él, la fe en su palabra, la fe en su voz. En cambio, Pedro comienza a hundirse en el momento en que aparta la mirada de Jesús y se deja arrollar por las adversidades que lo rodean. Pero el Señor está siempre allí, y cuando Pedro lo invoca, Jesús lo salva del peligro. En el personaje de Pedro, con sus impulsos y sus debilidades, se describe nuestra fe: siempre frágil y pobre, inquieta y con todo victoriosa, la fe del cristiano camina hacia el encuentro del Señor resucitado, en medio de as tempestades y peligros del mundo» (Papa Francisco. Ángelus, 10 de agosto de 2014).
ORACIÓN FINAL
V/ ¡Cristo, Rey nuestro!
R/ Haz mi corazón semejante al tuyo.
Señor, que seas tú siempre el Rey de mi corazón. Que tengamos los ojos de un apóstol, tus ojos, para descubrirte a ti siempre presente en los cruces de camino en el hermano necesitado. Ayuda a todos los miembros del Regnum Christi a poner nuestra mirada en ti, a tener fe en tu voz que nos dice que contigo somos capaces de hacer milagros.
R/Amén.
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que, viendo el mundo con tus ojos y amándolo desde tu corazón, dejemos que la semilla de tu Reino crezca en nuestra propia vida, en la de nuestros hermanos y en la sociedad.
EVANGELIO
Evangelio según San Juan 17, 20-26
“Para que sean uno, como nosotros somos uno”.
No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno – yo en ellos y tú en mí – para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste. Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos.
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
«Ser miembros del Cuerpo de Cristo nos une indisolublemente al Señor y, al mismo tiempo, a los demás. En la Iglesia, “nadie debe ser un mero espectador o, peor aún, estar al margen” ¡no! sino que “todos deben sentirse parte activa de una gran familia” (…) no se puede “balconear”, quedarse en la ventana y ver pasar la vida. Hay que tomar la iniciativa, arriesgarse, caminar, encontrarse. Sólo así pueden crecer comunidades con rostro de madre y estilo de fraternidad efectiva, donde todos tengan “un solo corazón y una sola alma” y todo sea común entre ellos (…) Sólo juntos, en la armonía de la diversidad, podemos dar testimonio de la belleza del amor que libera, que se da, que permite salir de las dinámicas negativas del egoísmo, de los conflictos y de las oposiciones”» (Papa Francisco, homilía, 16 de febrero de 2023).
ORACIÓN FINAL
V/ ¡Cristo, Rey nuestro!
R/ Haz mi corazón semejante al tuyo.
Señor, que seas tú siempre el Rey de mi corazón. Que tengamos los ojos de un apóstol, tus ojos, para descubrirte a ti siempre presente en los cruces de camino en el hermano necesitado. Ayuda a todos los miembros del Regnum Christi a formar comunidades con rostro de madre y estilo de fraternidad efectiva, donde todos tengan “un solo corazón y una sola alma”.
R/Amén.
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que, viendo el mundo con tus ojos y amándolo desde tu corazón, dejemos que la semilla de tu Reino crezca en nuestra propia vida, en la de nuestros hermanos y en la sociedad.
EVANGELIO
Evangelio según San Mateo 22, 1-14
“Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren”.
Jesús les habló otra vez en parábolas, diciendo: «El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir. De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: “Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas”. Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron. Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad. Luego dijo a sus servidores: “El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él. Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren”. Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados. Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. “Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?”. El otro permaneció en silencio. Entonces el rey dijo a los guardias: “Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes”. Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos».
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
«Necesitamos estar en los cruces de los caminos de hoy. Salir de ellos significaría empobrecer el Evangelio y reducir la Iglesia a una secta. Frecuentarlos, sin embargo, nos ayuda a los cristianos a comprender de forma renovada las razones de nuestra esperanza, para extraer y compartir el tesoro de la fe “lo nuevo y lo viejo” (Mt 13,52). En resumen, más que querer reconvertir el mundo de hoy, es necesario convertir la pastoral para que encarne mejor el Evangelio en el hoy (cf. Evangelii gaudium, 25). Hagamos nuestro el deseo de Jesús: ayudar a nuestros compañeros de viaje a no perder el deseo de Dios, para abrirle el corazón y encontrar al único que, hoy y siempre, dona paz y alegría al hombre» (Papa Francisco, Catequesis – El anuncio es para hoy, 29 de noviembre 2023.
ORACIÓN FINAL
V/ ¡Cristo, Rey nuestro!
R/ Haz mi corazón semejante al tuyo.
Señor, que seas tú siempre el Rey de mi corazón. Que tengamos los ojos de un apóstol, tus ojos, para descubrirte a ti siempre presente en los cruces de camino en el hermano necesitado. Ayuda a todos los miembros del Regnum Christi a comprender de forma renovada las razones de nuestra esperanza para ayudar a nuestros compañeros de viaje a no perder el deseo de Dios y abrirle el corazón.
R/Amén.
ORACIÓN INICIAL
Señor Jesús, al prepararnos para celebrar tu fiesta como Rey del universo queremos abrir nuestro corazón para decir ¡Venga tu Reino! Danos la gracia de identificarnos plenamente contigo para que, viendo el mundo con tus ojos y amándolo desde tu corazón, dejemos que la semilla de tu Reino crezca en nuestra propia vida, en la de nuestros hermanos y en la sociedad.
EVANGELIO
Evangelio según San Juan 1, 36-39
“Volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: ¿Qué buscáis?”.
Y, mirando a Jesús que pasaba, dijo: «Este es el Cordero de Dios». Los dos discípulos, al oírlo hablar así, siguieron a Jesús. Y volviéndose Jesús, y viendo que le seguían, les dijo: «¿Qué buscáis?». Ellos le respondieron: «Rabbí – que traducido significa Maestro – ¿dónde vives?».«Vengan y lo verán», les dijo. Fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él ese día. Era alrededor de las cuatro de la tarde.
(momento de silencio)
REFLEXIÓN
«Jesús se propone involucrarnos en la construcción del Reino de los Cielos, presentando una característica esencial de la vida cristiana: se adhieren completamente al Reino aquellos que están dispuestos a jugarse todo, que son valientes. Somos llamados a asumir la actitud de estos dos personajes evangélicos, convirtiéndonos también nosotros en buscadores sanamente inquietos del Reino de los Cielos. En nuestros días, todos lo sabemos, la vida de algunos puede resultar mediocre y apagada porque probablemente no han ido a la búsqueda de un verdadero tesoro» (Papa Francisco, Ángelus, 26 de julio 2020).
ORACIÓN FINAL
V/ ¡Cristo, Rey nuestro!
R/ Haz mi corazón semejante al tuyo.
Señor, que seas tú siempre el Rey de mi corazón. Que tengamos los ojos de un apóstol, tus ojos, para descubrirte a ti siempre presente en los cruces de camino en el hermano necesitado. Ayuda a todos los miembros del Regnum Christi a convertirnos en buscadores sanamente inquietos del Reino de los Cielos.
R/Amén.