Cursillo de señoras Llamados a vivir en plenitud: «Una experiencia del amor de Jesús y un llamado a vivir en abundancia junto al Espíritu Santo»
Cuando el ser humano se siente amado por Dios y descubre su verdadera identidad, todo en su vida cobra sentido, aprende a amar más plenamente y su existencia se transforma. Esto es algo de lo que pueden dar fe Rebeca Barba y Susana Ayala, consagradas del Regnum Christi, dedicadas al acompañamiento espiritual a través de la enseñanza de la teología del cuerpo de San Juan Pablo II y de la oración de sanación interior, y ponentes del cursillo territorial de señoras del Regnum Chirsti “Llamados a vivir en plenitud”, llevado a cabo en Rionegro, Colombia, del 29 de agosto al 2 de septiembre de 2022.
A lo largo de la semana y a través de diversas charlas, talleres y momentos de oración, las 132 participantes, de toda Colombia y de Lima, pudieron descubrir el camino hacia la verdadera esencia del ser humano para crecer en el conocimiento personal y en el gozo de sentirse amadas. Además, de la mano del Espíritu Santo, se adentraron en el tema de la sanación interior, reconociendo que todos tenemos heridas que debemos identificar y sanar para poder vivir en plenitud la vocación al amor a la que hemos sido llamados.
Para Ángela Arbeláez, de Medellín, el cursillo fue un antes y un después: «Aunque ya venía familiarizada con el tema de sanación interior, la mezcla de la teología del cuerpo con el poder del Espíritu Santo, me ha cautivado. El comprender mejor que soy hija amada, redimida y adoptiva de Dios; que todo lo del Padre es mío -como le dijo al hijo mayor en la parábola del Hijo pródigo- me llevó a EMPODERARME de este título de “hija”, con todo lo que el Padre tiene para darme».
Algo semejante experimentó otra participante: «Saber que soy una hija amadísima de Dios me hace anhelar trabajar en esta tierra actos de amor que me acerquen cada día más al cielo. Me siento muy feliz y tranquila porque sé que el Señor tiene un plan para mí que lo pensó desde antes de crearme. Aprendí como descubrir mis heridas y como entregárselas a Dios para que me sane y pueda ser feliz desde ya en la tierra».
Además de Rebeca Barba y Susana Ayala impartiendo los contenidos, el cursillo contó con un equipo de apoyo conformado por sacerdotes legionarios, consagradas y señoras del Regnum Christi, quienes trabajaron de la mano para brindar atención sacramental, acompañamiento personal y generar un verdadero ambiente de familia. «Es maravilloso ver cómo desde las distintas vocaciones de nuestra familia se están formando y especializando personas en estos temas tan actuales y necesarios para el mundo de hoy, pero, sobre todo, es muy renovador ver cómo el aporte de cada uno, y de todos como un cuerpo, enriquece nuestro carisma llevándonos hacia nuevas formas de salir al encuentro de los demás y confirmándonos que la comunión es el sello distintivo y el mayor tesoro del Regnum Christi» -Comentó otra participante.
Al finalizar el cursillo, nueve señoras se unieron al Regnum Christi y una de ellas comentó: «Fui la mujer más feliz del mundo en ese día, sentía que mi corazón llegaba al cielo. Una amiga me decía que mi rostro se veía renovado. Gracias a Dios y a mi directora espiritual esto fue una realidad. He llegado a mi hogar con un corazón nuevo».
«Un nuevo Pentecostés»
Para Merce Madrigal, consagrada del Regnum Christi dedicada al trabajo pastoral con adultos en varias ciudades de Colombia, y coordinadora general del cursillo, lo vivido allí fue «un nuevo Pentecostés».
«Un nuevo Pentecostés para el territorio, ya que después del cuatro años, retomamos el cursillo territorial en el que participaron señoras de diez secciones.
Un nuevo Pentecostés en las participantes, por la apertura para acoger la acción de la gracia y la obra del Espíritu Santo en sus vidas. Soy testigo: lo he podido ver, escuchar y presenciar, contemplando con asombro y gratitud la acción divina.
Un nuevo pentecostés como familia espiritual, en el que vivimos esa profunda comunión de la que habla el N° 6 de los Estatutos de la Federación Regnum Chirsti, siendo testigos del amor de Jesucristo por la unión y caridad entre legionarios, consagradas y laicos; constatando que compartimos una espiritualidad y misión comunes que cada uno vive según la propia identidad y vocación específica.
Un nuevo Pentecostés aplicando la metodología apostólica de forma renovada, que el Espíritu Santo fecunda en la fidelidad. Fue un gozo inmenso trabajar con los comités de las señoras de Medellín. ¡Cuánto aprendí de cada una!
Un nuevo Pentecostés en mi propia vida, confirmando que estamos llamados a hacer presente el misterio de Cristo.
Un nuevo Pentecostés, porque el Espíritu nos confirma en el carisma, nos sigue llamando y nos propone nuevos retos en la misión».