Domingo 02 de enero de 2021 – «¿Dónde está?»
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Espíritu Santo ayúdame a vivir este momento con profundidad. Voy a tomarme un minuto para calmar mi mente, mi corazón y ser consciente de lo que estoy haciendo.
Gracias, Señor, por este momento en el que me permites ponerme en tu presencia. Porque pude empezar un nuevo año. Muchos ya no lo pudieron comenzar. Te pido por ellos y sus familiares, y ofrezco mi oración por ellos. También la ofrezco por los que aún seguimos aquí, especialmente por los que más amo. Tú conoces mis alegrías y tristezas. Tú conoces mis luchas y mis anhelos. Tú conoces lo que llevo en mi corazón. Te lo entrego, lo pongo en tus manos para que Tú lo santifiques.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 2, 1-12
Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo». Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel’». Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: «Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo». Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Acabamos de terminar, hace un par de días, la octava de Navidad. Hemos vivido y recordado a Aquel que vino para mostrarnos el camino, el que vino para levantarnos cuando cayéramos, para salvarnos. Hemos celebrado a ese “Dios-con-nosotros». Navidad siempre es un momento muy hermoso. Sin embargo, cuántas veces durante este año que paso nos surgió la misma pregunta que leemos en el Evangelio: «¿Dónde está el Rey?». ¿Dónde está el Dios que venía a salvarnos? ¿Dónde está el Camino? ¿Dónde el «Dios-con-nosotros»?
Como los magos, hemos percibido de alguna manera a Dios en nuestras vidas. Una estrella ha brillado y la hemos seguido. Pero a ratos nos preguntamos y preguntamos a los demás ¿Dónde está el Rey? Miramos a nuestro alrededor y parece que de alguna forma los demás también se preguntan por ese Dios. Tal vez sin decir explícitamente “Dios”, pero al final, buscan al que pueda llenar su corazón, al que les pueda hacer totalmente felices, que los escuche, que los sane… un Dios-con-nosotros.
Muchos se preguntan y preguntan a los demás. De la misma manera Herodes, los sumos pontífices, los letrados, todos en Jerusalén se conmocionaron y se preguntaron “¿Dónde?”. Pero ese “dónde” era diferente en cada uno. Unos preguntaban por curiosidad, otros para evitarlo, incluso alguno para asesinarlo. Fueron solo los magos de Oriente que fueron en su búsqueda. Nadie sale de la comodidad, de lo “más o menos estable y seguro” para ir a lo desconocido. Solo los que tenían necesidad de encontrar algo más que estabilidad y seguridad se encaminaron a lo desconocido. No tanto porque fueran más valientes o capaces. Al contrario. Salieron a buscar porque eran los más necesitados. Eran a los que su corazón les pedía algo más, les pedía a Alguien más.
Tal vez a ti y a mí, el corazón nos pide seguir buscando algo más o a alguien más. Si es así, ponte en camino. Acércate más a la confesión, a la comunión y a la oración. Allí te está esperando el Rey, el Camino, quien te salva, quien te sana. Te espera el “Dios-con-nosotros”.
«Venidos de Oriente, representan a todos los pueblos lejanos de la fe judía tradicional. Sin embargo, se dejan guiar por la estrella y se enfrentan a un largo y arriesgado viaje para llegar al destino y conocer la verdad sobre el Mesías. Los magos estaban abiertos a la «novedad», y revelaron la novedad más grande y sorprendente de la historia: Dios hecho hombre. Los magos se postran ante Jesús y le ofrecen regalos simbólicos: oro, incienso y mirra; Porque la búsqueda del Señor implica no solo la perseverancia en el camino, sino también la generosidad del corazón. Y finalmente, se retiraron «a su país”». (S.S. Francisco, Ángelus del 6 de enero de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Esta semana voy a acercarme más a Dios a través de los sacramentos y de la oración.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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