Domingo 28 de noviembre de 2021 – «Mi única esperanza»

Anderson Dugarte, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

 

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Buenos días, Señor. Te agradezco por el regalo de levantarme un día más para darte gloria y estar a tu lado. Hoy quiero que estés conmigo a lo largo del día, por eso te pido ahora que vengas y habites en mí y que me ayudes a reconocer tu presencia en mi vida. Ayúdame a escuchar tu voz. Concédeme hacer tu voluntad en las actividades que voy a tener este día.

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 21, 25-28. 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación. Tened cuidado: no se os embote la mente con el vicio, la bebida y los agobios de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad siempre despiertos, pidiendo fuerza para escapar de todo lo que está por venir y manteneros en pie ante el Hijo del hombre”.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El Señor nos quiere hablar a través de este pasaje del Evangelio. Podría ser un pasaje aterrador si consideramos las calamidades de las que se hablan, de cómo los astros se tambalearán, el estruendo del mar y todos los signos que vendrán. Pero si nos acercamos desde la perspectiva de la salvación, podemos calmarnos, pues se acerca nuestra liberación. Jesús mismo lo dice: “Verán al Hijo del hombre venir…”

Es cierto que muchas veces nos asustamos por las tragedias y tememos que se acerque el fin, pero si fijamos nuestra esperanza en el Señor y tenemos la certeza de que Él mismo vendrá a salvarnos, no deberíamos tener miedo. Por eso es importante que cada día le pidamos que aumente nuestra esperanza, que no permita que pongamos nuestra esperanza en las cosas de este mundo, en las riquezas, ni en personas, sino que Él sea nuestra única esperanza.

Podemos empezar hoy. En esta meditación, pidamos al Espíritu Santo que incremente nuestras virtudes teologales, nuestra Fe, Esperanza y Caridad, para que así vayamos aprendiendo poco a poco a confiar en Dios y no en nosotros mismos.

Ojalá cada día podamos decir que confiamos en el poder de Dios y no en los “poderes” terrenales, que se acaban y se corrompen.

«Esta semana la Iglesia nos invita a preguntarnos «¿cómo será mi fin? ¿Cómo me gustaría que el Señor me encontrara cuando me llame? Tengo que hacer un examen de conciencia y evaluar…¿Qué cosas debo corregir, porque no están bien? ¿Qué cosas debo reforzar y continuar porque son buenas? Cada uno de nosotros tiene muchas cosas buenas Y en este pensamiento no estamos solos: Ahí está el Espíritu Santo que nos ayuda». (S.S. Francisco, ).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy ofrezcamos un Padre Nuestro y un Ave María, pidiendo por el aumento de Esperanza de todos los cristianos.

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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