Jueves 4 de agosto de 2022 – «¿Quién dices que soy?»
Iván A. Virgen, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo, abre mis ojos para descubrirte en cada momento de este día. Ayúdame a seguir profundizando en la experiencia de reconocerte como mi Redentor. Aumenta mi fe para siempre vivir con la certeza de saber quién eres.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-23
En aquel tiempo llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo y preguntaba a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Ellos contestaron: Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas. Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del Reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo». Y les mandó a los discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías. Desde entonces empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Pedro recibe una revelación de Dios que lo hace sobresalir entre sus compañeros. A través de esta señal Jesús identifica que Simón es aquel en quien el Padre a pensado para ser la piedra fundante de la Iglesia. La relación de Jesús con Pedro estará marcada por este rasgo, por ejemplo, en otro pasaje Jesús le dirá que él deberá confirmar a sus hermanos después de la prueba. Vemos también que Pedro es quizá el apóstol más regañado del Evangelio. Hoy mismo también aparece una escena del tal género, cuando Cristo le llama Satanás.
Aquello que hoy quisiera enfatizar en esta reflexión es esa confianza de Pedro para decir sin tapujos que Jesús es el Cristo. En esta confesión esta, desde luego, la revelación de parte de Dios como Jesús lo afirma, pero también la experiencia personal de Pedro. Este es un perfecto ejemplo de cómo la gracia y la naturaleza cooperan, pues sobre la base del conocimiento humano que Pedro tuvo de Jesús, el Padre le concede la certeza de identificar al Maestro no como uno más sino como el Mesías. Sólo con estos componentes Pedro es capaz de dar una respuesta certera de quién es Cristo. Por más que existiera una diversidad de opiniones sobre la persona de Jesús, Pedro sabe que Él es el Mesías, el Hijo del Dios vivo.
«Podemos preguntarnos: ¿somos capaces nosotros de custodiar el tenor de esta relación de Jesús con los discípulos, según su estilo tan abierto, tan franco, tan directo, tan humanamente real? ¿Cómo es nuestra relación con Jesús? ¿Es así, como la de los apóstoles con Él? ¿No estamos, sin embargo, muy a menudo tentados a encerrar el testimonio del Evangelio en la crisálida de una revelación “azucarada”, a la que añadimos nuestra veneración de circunstancia? Esta actitud, que parece de respeto, en realidad nos aleja del verdadero Jesús, e incluso se convierte en ocasión para un camino de fe muy abstracto, muy autorreferencial, muy mundano, que no es el camino de Jesús. Jesús es el Verbo de Dios hecho hombre, y Él se comporta como hombre, Él nos habla como hombre, Dios-hombre. Con esta ternura, con esta amistad, con esta cercanía. Jesús no es como esa imagen azucarada de las estampitas, no: Jesús está a la mano, está cerca de nosotros». (S.S. Francisco, Catequesis del 22 de junio de 2022).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a decirle alguien que lo necesite una frase positiva para animarle el día.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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