Lunes 4 de septiembre de 2023 – «¡Dale hoy la oportunidad a Cristo!»

Javier Castellanos, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

“A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado.
Tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí;
Ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve,
Tú que eres mi roca y mi baluarte; por Tu nombre dirígeme y guíame.
A tus manos encomiendo mi espíritu: Tú, el Dios leal, me librarás.” (Salmo 30)

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 4,16-30

En aquel tiempo, fue Jesús a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, desarrollándolo, y encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido. Me ha enviado para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor. Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar, diciendo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura, que ustedes acaban de oír”. Todos le daban su aprobación y admiraban la sabiduría de las palabras que salían de sus labios, y se preguntaban: “¿No es éste el hijo de José?”. Jesús les dijo: “Seguramente me dirán aquel refrán: ‘Médico, cúrate a ti mismo, y haz aquí, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm’ “. Y añadió: “Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra. Había ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de Elías, cuando faltó la lluvia durante tres años y medio, y hubo un hambre terrible en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda que vivía en Sarepta, ciudad de Sidón. Había muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, que era de Siria”. Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta un precipicio de la montaña, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Hoy se cumple la Escritura. Realmente. Cristo quiere cumplir todas estas profecías en mi propia vida. Él está aquí, frente a mí, ungido con el Espíritu que renueva todas las cosas. Él quiere tocar mi vida y transformarla, traer la redención precisamente en ese lugar de mi alma que necesita la gracia de Dios.

Él quiere llenar la pobreza del mundo con el tesoro del Evangelio. Él quiere devolver la vista a quien se siente a oscuras. Él quiere poner en libertad a todos los oprimidos y cautivos por el error y el pecado. A todos nos cuesta reconocernos limitados e imperfectos, pero podemos tener plena confianza delante del mejor Amigo. Abramos nuestro corazón a Él y compartamos con Cristo cuáles son nuestras pobrezas, nuestros puntos de oscuridad y confusión, aquello que nos oprime o esclaviza, impidiéndonos ser libres para amar a Dios y a nuestros hermanos. Si Él quiere y puede salvarnos, ¿por qué no darle la oportunidad de hacerlo?

Tal vez no nos cuesta tanto abrir nuestro corazón. Y entonces, sin querer, podemos poner un segundo obstáculo: refugiarnos en la rutina. Cuando decimos que ya conocemos a Jesús demasiado bien, que ya sabemos qué podemos esperar de Él, entonces nos hemos hecho un Jesús a nuestra medida, y no es ya el verdadero Jesús. Porque Jesús es un amigo impredecible. Le gusta romper esquemas y preparar sorpresas. Le gusta sacar la bendición ahí donde abundaban problemas, hacer de la cruz la fuente de la vida, convertir en gozo lo que era oscuridad y dolor. Pero para esto hay que confiar incondicionalmente, que significa firmarle el cheque en blanco. Significa no huir de la oscuridad, la cruz o los problemas, sino afrontarlos con la esperanza puesta en su amor y su gracia. Hay que actuar en esas situaciones poniendo lo mejor de nosotros mismos, pero sabiendo que Él también pondrá lo mejor de su parte. Para el hombre y mujer que confía, Él cumple todas sus promesas de redención.

«La Buena Noticia puede parecer una expresión más, entre otras, para decir “Evangelio”: como buena nueva o feliz anuncio. Sin embargo, contiene algo que cohesiona en sí todo lo demás: la alegría del Evangelio. Cohesiona todo porque es alegre en sí mismo. La Buena Noticia es la perla preciosa del Evangelio. No es un objeto, es una misión. Lo sabe el que experimenta “la dulce y confortadora alegría de anunciar”».
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de abril de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy buscaré acercarme a algún compañero o compañera de trabajo que vea alejado o excluido para trasmitirle la Buena Noticia del Evangelio.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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