Martes 21 de diciembre de 2021 – «La prisa de María»
Daniel Arroyo, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, en estos últimos días del Adviento te pido que me permitas encontrarme contigo en esta oración. No me escondas tu rostro y ven a habitar conmigo, en lo más profundo de mi corazón. Quiero prepararte un buen lugar con mis obras, con mis palabras y con mis oraciones.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-45
Unos días después, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
El Evangelio nos dice que María se encaminó aprisa a casa de Zacarías y saludó a Isabel. Cuando nosotros tenemos prisa, suele terminar en desastre, nos surge un imprevisto que nos hace perder la cabeza, no nos fijamos en los otros, en pocas palabras, nos desesperamos.
La prisa de María no era así porque su prisa venía de Dios. La prisa suele ser, a veces, por olvidar que sólo hay una cosa necesaria: Dios. María no olvida a Dios en su prisa y por eso esa prisa está llena de paz y prepara la venida de nuestro Señor.
En estos días del año, cuando llevamos prisa por cenas, regalos y otras cosas, María nos ayuda a recordar que lo único que de verdad importa es Dios y que sólo Él puede dar sentido a todo, incluso a nuestra prisa y sobre todo a nuestra vida.
«María camina desde Nazaret a la casa de Zacarías e Isabel, es el primer viaje de María que nos narra la Escritura. El primero de muchos. Irá de Galilea a Belén, donde nacerá Jesús; huirá a Egipto para salvar al Niño de Herodes. Irá también todos los años a Jerusalén para la Pascua, hasta seguir a Jesús en el Calvario. Estos viajes tienen una característica: no fueron caminos fáciles, exigieron valor y paciencia. Nos muestran que la Virgen conoce las subidas, conoce nuestras subidas: ella es para nosotros hermana en el camino. Experta en la fatiga, sabe cómo darnos la mano en las asperezas, cuando nos encontramos ante los derroteros más abruptos de la vida. Como buena mujer y madre, María sabe que el amor se hace camino en las pequeñas cuestiones cotidianas». (S.S. Francisco, Homilía, 31 de mayo de 2019).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Tomaré un descanso en mis ocupaciones para pedir en la oración por los que no tienen nada y si conozco a alguien y puedo ayudar, salir presuroso en su ayuda, como Maria.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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