Más de 2.000 misioneros salen como apóstoles de la esperanza esta Semana Santa en Colombia, Venezuela y Ecuador.
Esta Semana Santa, más de 2.000 misioneros de Colombia, Venezuela y Ecuador estarán participando en las misiones de evangelización y en misiones médicas. Esta labor, impulsada por el apostolado de Juventud y Familia Misionera, moviliza a jóvenes, adultos, familias y profesionales del sector salud para llevar un mensaje de esperanza a diversas comunidades.
En Colombia distintos grupos misioneros desde Bogotá, Medellín, Eje Cafetero, Bucaramanga e Ibagué se movilizarán hacia distintas comunidades del país para compartir el mensaje del Evangelio. En Venezuela, grupos misioneros de Caracas, Barquisimeto y otras ciudades se unen durante esta semana para ser testimonio del amor de Dios, y en Ecuador, los misioneros de Quito y Guayaquil, visitaran diversas zonas necesitadas, llevando con ellos un mensaje de fe, esperanza y servicio. Además, en Medellín y Bogotá se realizarán Triduos Sacros, en los que participarán jóvenes de las secciones femeninas.

Misa de envío en la localidad de Bogotá.
Además de las misiones de evangelización, en algunas zonas se llevaron a cabo misiones médicas, donde se ofrecerá atención en salud y medicamentos de forma gratuita a poblaciones vulnerables. Estas jornadas se complementan con el “consultorio del alma”, un espacio diseñado para escuchar, consolar y acompañar espiritualmente a quienes más lo necesitan.
Los misioneros se convierten en sembradores de esperanza durante esta Semana Santa.

Misa de envío en Medellín.
Para animar la labor de los misioneros, el Colegio Directivo General del Regnum Christi ha enviado una carta en la que invita a vivir este tiempo litúrgico como una verdadera oportunidad para anunciar la esperanza y poner sus talentos al servicio de los demás con un corazón generoso y dispuesto. Así, durante esta Semana Santa, se convirtieran en verdaderos apóstoles de la esperanza.
Invitamos a todos a unirse en oración por los misioneros, por las comunidades que serán visitadas y por los frutos de las misiones. Que cada palabra compartida, cada gesto de servicio y cada corazón abierto al evangelio sea una semilla de esperanza que florezca en amor. Siguiendo el ejemplo de Santa Teresita del Niño Jesús, patrona de las misiones, quien sin salir de su convento abrazó con su oración a todo el mundo misionero, recordamos sus palabras: “Quisiera ser misionera no por un tiempo, sino desde la creación del mundo hasta la consumación de los siglos”. Que su intercesión nos acompañe y fortalezca este llamado.