«Este colegio no solo formó a Samuel, transformó a mi familia». Primera promoción del Colegio Mano Amiga Zipaquirá.

El 2024 marca un capítulo histórico para el Colegio Mano Amiga Zipaquirá con la graduación de su primera promoción de bachilleres. Este logro, que culmina trece años de esfuerzo y compromiso inquebrantable, representa mucho más que una meta académica: es la consolidación de un sueño nacido de la fe y la convicción de transformar vidas. Con dieciocho jóvenes egresados, de los cuales seis podrán continuar sus estudios universitarios en áreas como derecho, ingeniería informática, psicología y administración de empresas en reconocidas instituciones como la Universidad de La Sabana y la Universidad Militar de Colombia, gracias al apoyo de estas universidades y de benefactores como la aerolínea Spirit Airlines, que desde hace algunos años es una de las empresas más comprometidas con Mano Amiga Zipaquirá.  

Con 366 alumnos y sus familias como parte de esta misión, Mano Amiga Zipaquirá reafirma que la educación es un motor de esperanza y futuro. Hoy, más que un acto de graduación, se celebra una victoria colectiva que inspira a seguir construyendo un mañana mejor. 

Con 366 alumnos y sus familias como parte de esta misión, Mano Amiga Zipaquirá reafirma que la educación es un motor de esperanza y futuro.

Los orígenes de un sueño 

El primer colegio Mano Amiga en Colombia abrió sus puertas en 1997, en Bello, Antioquia, y desde entonces ha sido un faro de educación integral para las comunidades más vulnerables. En 2006, el Regnum Christi consiguió un terreno de 30.000 metros cuadrados cerca de Zipaquirá para replicar este modelo transformador. Tras cinco años de planificación y construcción, el colegio inició labores en 2011 con veinticuatro estudiantes en prejardín. Hoy, más de una década después, celebra el impacto tangible de su misión. 

Una comunidad que transforma vidas 

Dieciocho jóvenes egresados, de los cuales seis podrán continuar sus estudios universitarios.

La historia de la primera promoción está impregnada de esfuerzo colectivo y amor por la educación. Erika Pilar Casayas, madre de Samuel Francisco, uno de los bachilleres, comparte entre lágrimas lo que significa este momento para su familia: «Ver a mi hijo graduarse es como ver florecer un sueño. Samuel empezó aquí siendo un niño de solo cinco años, y hoy, con dieciséis, es un joven íntegro, con valores que le permitirán enfrentar la vida con confianza y corazón. Mano Amiga no solo le dio una educación, le dio una base sólida para ser un hombre de bien, un caballero en casa, un gran amigo y una persona que construye sociedad. Como madre de cinco hijos, solo puedo sentir gratitud por este milagro. Este colegio no solo formó a Samuel, transformó a mi familia. Cada día aquí fue una semilla que hoy da frutos de fe, virtudes y esperanza». 

Las palabras de Erika reflejan la esencia de Mano Amiga: una institución que no solo educa, sino que transforma vidas enteras, no solo en las aulas, sino en los hogares y corazones de quienes confían en su misión. Su testimonio es un recordatorio del poder de la educación cuando se imparte con amor, fe y dedicación.

 El papel de los educadores 

Andrea Piñeres, rectora del colegio, expresó con orgullo el significado de este logro: «Acompañar a esta promoción ha sido un viaje de aprendizaje sobre cómo formar corazones humanos. Este día simboliza el nacimiento del Colegio Mano Amiga Zipaquirá como una institución madura, lista para seguir creciendo y dando frutos.» 

Andrea también destacó el papel crucial de los donantes y benefactores, quienes con su apoyo constante han sido pilares para la construcción de esta obra. «Gracias por ser la mano de Dios para nosotros» afirmó, haciendo un llamado a continuar trabajando juntos por el bien de más estudiantes y familias. 

Una historia de gratitud y esperanza 

Los estudiantes fueron protagonistas de esta celebración. Carol Michelle, quien lleva trece años en el colegio, compartió con gratitud:

«Mano Amiga ha sido mi segundo hogar, un hogar que me ha enseñado valores, virtudes, moral, a ser justos, a esforzarme; que nada se consigue fácil, sino que hay que esforzarse y darlo todo, todos los días con amor y con empeño, siempre teniendo a Dios presente como pilar».

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