Sábado 11 de diciembre de 2021– «La grandeza de no ser reconocido»
Vinicius Pessuti, LC
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Oh Dios, que hoy y siempre has revelado el Amor de tu Hijo, haz que quienes te conozcamos por la fe, te veamos un día cara a cara en el cielo. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 17, 10-13.
Cuando bajaban de la montaña, los discípulos preguntaron a Jesús:
-«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?»
Él les contestó:
-«Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que lo trataron a su antojo. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».
Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Los profetas Elías y Juan el Bautista vinieron al mundo con una misión específica: anunciar la Buena Nueva a los corazones para que aceptaran la salvación que Dios había preparado para toda la humanidad. Pero el mundo no lo aceptó. Juan el Bautista, el pionero que vino al mundo para anunciar la venida del Salvador y conducir los corazones de los hombres hacia Jesús, no fue aceptado ni reconocido, sino que fue decapitado y asesinado. Fue rechazado y maltratado, al igual que Jesús.
Sabemos por la Biblia que «Elías aún no ha venido al mundo y lo ha arreglado todo» y que esto se cumplirá a su debido tiempo. Pero, como ellos, cada uno de nosotros es hoy enviado por Dios a cumplir una misión. Él nos alimenta con su Palabra y con la Eucaristía (su propio cuerpo y sangre) para cumplir nuestra misión y, por si fuera poco, nos da su Espíritu Santo, aunque a menudo también no seamos reconocidos ni aceptados por la sociedad, por nuestros familiares y amigos. Forma parte de nuestra historia de salvación. Debemos saber que estas cosas les sucedieron a los profetas y a Jesús. Así que no debemos preocuparnos ni desanimarnos, sino seguir proclamando las palabras de Jesús y su salvación con nuestras vidas y testimonios.
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Yo propongo que durante tu dialogo personal con Jesús pienses en estas preguntas:
¿Sé cuál es mi misión, la que Dios me pide a diario?
¿Llevo dentro de mí la fuerza y el poder del Espíritu Santo como Juan el Bautista y Elías?
¿Me siento capaz de hacer el trabajo que el Señor me pide en mi vida, en mi familia, en mi entorno?
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy ofrezcamos un Padrenuestro y un Avemaría, pidiendo por el aumento de la fe de todos los cristianos y que siempre seamos misioneros de Jesús.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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