Sábado 9 de abril de 2022 – «Preferir la tranquilidad a Dios»

Diego López, LC

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Creo Señor que estás presente escuchándome, abrazándome, amándome. Tu deseo de estar conmigo es mucho más grande que el mío por estar contigo, por eso te pido que seas Tú el protagonista de este momento de oración, y me des lo que hoy más necesito para estar más cerca ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 11, 45-57
En aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús. Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron: «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación». Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: «Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera». Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos. Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos. Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: «¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?». Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.

Palabra del Señor.

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Hay una tentación curiosa en nuestro interior cuando nos acercamos a Dios o experimentamos de algún modo su presencia e interés de actuar en nuestra vida: el miedo a que nos saque de nuestro estatus quo, es decir, de la estabilidad de la vida que llevamos, aunque pudiera ser que sea una vida mediocre o sosa.

Este es el mismo miedo que tienen los fariseos. Ellos no están interesados en saber la verdad sobre Jesús ¿Será realmente un enviado por Dios? ¿Será realmente, como él dice, el Hijo de Dios, el Mesías, el Esperado? Su preocupación por Jesús es más bien el miedo que tienen a que Jesús ponga en peligro su estilo de vida estable, a que les obligue a cambiar, a salir de sus rutinas vacías, de su injusta posición de poder.

El Señor, cuando entra en nuestras vidas viene a “traer fuego”, a acabar con aquello que nos desangra y nos hace vivir sin ardor. Viene a sacarnos de nuestros esquemas, viene a traer la novedad del Evangelio, un nuevo modo de ver y vivir en el mundo, que requiere siempre un esfuerzo constante de nuestra parte para acoger su gracia y los valores del Evangelio.

Podemos dedicar este momento de oración a decir a Jesús si estamos dispuestos o no a que Él nos saque de nuestros esquemas de vida que nos hacen vivir quizá muy cómodamente, pero sin intensidad. Podemos darle nuestras razones y esperar su respuesta.

«Debemos preguntarnos: ¿cuál es la actitud de los cristianos? ¿Son mansos, humildes? ¿En esa comunidad hay luchas entre ellos por el poder, conflictos por la envidia? ¿Se critica? Entonces no van por la senda de Jesucristo. La paz en una comunidad, en efecto, es una peculiaridad muy importante. Tan importante porque el demonio trata de dividirnos, siempre. Es el padre de la división; con la envidia, divide. Jesús nos hace ver este camino, el camino de la paz entre nosotros, del amor entre nosotros». (S.S. Francisco, Homilía del 29 de abril de 2014).

 

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

 

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy puedes pensar en algún acto de amor que requiera salir de tu rutina, por ejemplo, preparar bocadillos y repartirlos a los pobres, o mantener una conversación con alguien en necesidad.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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